La ciudad de Sevilla es atravesada por el río Guadalquivir dividiéndola en dos sectores, a un margen del río está Sevilla, y al otro Triana. Nos situamos en el tiempo sobre el siglo XVII hacia la mitad. Entonces la ciudad propiamente como tal era Sevilla, y Triana quedaba fuera de las murallas, donde además de algunos núcleos de población se asentaban las fábricas de cerámicas.
Existía una hermandad creada a finales del siglo XVI motivada por la imagen de una Virgen que encontraron en un pozo (supuestamente salvándose de alguna invasión). Esta hermandad se unió a otra que nació años mas tarde y que se llamaba Hermandad del Patrocinio, naciendo así la nueva Hermandad de la Sagrada Expiración de Nuestro Señor Jesucristo y Maria Santísima del Patrocinio.
Una vez constituida la hermandad llega el momento de proveerla de imágenes. El escultor Francisco Ruiz Gijón fue el elegido, para confiarle la imagen del Señor de la Expiración, por ser por entonces el escultor mas diestro de Sevilla,. Durante varios meses estuvo trabajando para modelar un cristo que destacara de los existentes en la ciudad, tallados por verdaderos genios como Martínez Montañés, Juan de Mesa, etc.
Para Francisco Ruiz Gijón llegó a convertírsele en una obsesión la falta de un modelo o inspiración para representar en la escultura de la talla. Hasta que un día, incluso medio enfermo, salió a la calle en busca de alguna motivación y la encontró. Precisamente al otro lado del río, en Triana, en la llamada Cava (lugar de chozas habitadas por gitanos), un jinete a caballo le sobrepasó velozmente, y un alboroto de gente acompañado de voces y lamentos llamó su atención desde el lugar de procedencia del jinete. Y ahí estaba, un hombre de unos treinta años, de etnia gitana, alto y delgado, con todo el sufrimiento de la agonía representada en su rostro. Ruiz Gijón plasmó este trance en láminas con dibujos y bocetos mientras este hombre moría encontrando así de modo cruel su inspiración. Su modelo, un hombre al que denominaban el Cachorro, que fue muerto probablemente en un ajuste de cuenta por amores mantenidos en la otra orilla del río donde periódicamente desaparecía durante días.
Poco tardó Ruiz Gijón en trasladar a la madera exactamente esa expresión de la agonía. Y cuando salió en procesión por primera vez el Cristo de la Expiración por las calles de Triana el Viernes Santos, todos reconocieron al Cachorro, aquel hombre cantaor al que mataron en La Cava de Triana, y al que Francisco Ruiz Gijón convirtió su imagen en el mas dramático y hermoso de los cristos incrementado así el tesoro escultural de la Semana Santa de Sevilla. Es por lo que este Cristo tiene el sobrenombre de El Cachorro.
Existía una hermandad creada a finales del siglo XVI motivada por la imagen de una Virgen que encontraron en un pozo (supuestamente salvándose de alguna invasión). Esta hermandad se unió a otra que nació años mas tarde y que se llamaba Hermandad del Patrocinio, naciendo así la nueva Hermandad de la Sagrada Expiración de Nuestro Señor Jesucristo y Maria Santísima del Patrocinio.
Una vez constituida la hermandad llega el momento de proveerla de imágenes. El escultor Francisco Ruiz Gijón fue el elegido, para confiarle la imagen del Señor de la Expiración, por ser por entonces el escultor mas diestro de Sevilla,. Durante varios meses estuvo trabajando para modelar un cristo que destacara de los existentes en la ciudad, tallados por verdaderos genios como Martínez Montañés, Juan de Mesa, etc.
Para Francisco Ruiz Gijón llegó a convertírsele en una obsesión la falta de un modelo o inspiración para representar en la escultura de la talla. Hasta que un día, incluso medio enfermo, salió a la calle en busca de alguna motivación y la encontró. Precisamente al otro lado del río, en Triana, en la llamada Cava (lugar de chozas habitadas por gitanos), un jinete a caballo le sobrepasó velozmente, y un alboroto de gente acompañado de voces y lamentos llamó su atención desde el lugar de procedencia del jinete. Y ahí estaba, un hombre de unos treinta años, de etnia gitana, alto y delgado, con todo el sufrimiento de la agonía representada en su rostro. Ruiz Gijón plasmó este trance en láminas con dibujos y bocetos mientras este hombre moría encontrando así de modo cruel su inspiración. Su modelo, un hombre al que denominaban el Cachorro, que fue muerto probablemente en un ajuste de cuenta por amores mantenidos en la otra orilla del río donde periódicamente desaparecía durante días.
Poco tardó Ruiz Gijón en trasladar a la madera exactamente esa expresión de la agonía. Y cuando salió en procesión por primera vez el Cristo de la Expiración por las calles de Triana el Viernes Santos, todos reconocieron al Cachorro, aquel hombre cantaor al que mataron en La Cava de Triana, y al que Francisco Ruiz Gijón convirtió su imagen en el mas dramático y hermoso de los cristos incrementado así el tesoro escultural de la Semana Santa de Sevilla. Es por lo que este Cristo tiene el sobrenombre de El Cachorro.
2 puntos de vista:
Preciosa leyenda por todos conocida. Lástima que fuentes filedignas afirmen que se trata de una simple leyenda que en su día fue propagándose poco a poco de boca en boca hasta nustros días. A pesar de no ser real, todos seguimos contando esta apasionante y emotiva leyenda a nuestros hijos porque para todos el cristo de la Expiración será siempre: "El Cahorro de Triana".
por supuesto que sí
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